Elena Espinal, una referente internacional del coaching ontológico, explica cómo cambiar de punto de vista para poder alcanzar las metas buscadas.
Se lo busca de manera particular, frente a necesidades individuales. Las empresas no solo le abrieron las puertas, sino que, en gran cantidad de casos y más aún en aquellas de mayor dimensión, les habilitaron un departamento propio dentro del organigrama. Y hasta los Estados apelan al coaching como herramienta de aprendizaje y búsqueda de caminos adecuados hacia el logro o el cumplimiento de un objetivo.
“Es un instrumento de aceleración en el desarrollo de la gente, que es la que toma el compromiso de crecer”, afirma Elena Espinal, máster coach internacional y una de las más reconocidas especialistas a nivel mundial en esta profesión de reciente recorrido y que, como ella define, se trata de “generar posibilidad”
El concepto de coach se vincula de manera habitual con el de un guía. Pero aclara que el rol que les cabe está lejos de ser, en este caso, una suerte de lazarillo o mentor sino que, por sobre todo y con la pregunta como principal materia prima, busca “crear un espacio de intimidad en donde el destinatario tenga derecho a dudar”.
Espinal llegó desde México, donde reside, para participar aquí del II Congreso Internacional de Coaching Ontológico, que reunió a participantes de casi una decena de países y que expuso el crecimiento que está teniendo esta actividad, con mayor cantidad y calidad de formadores, y también cada vez con más ámbitos de aplicación y desempeño profesional.
“Venimos de una sociedad a la que le costó crecer porque para que hubiera un cambio tenía que haber alguien que se atreviera a correr grandes riesgos”, detalla a LA NACIÓN y advierte que frente a escenarios en los que se busca explicación a una realidad que no satisface amerita interrogar: “Dado lo que hoy pasa y lo que quiero que pase, qué puedo y qué no, hasta que me lleve a lo que busco”.
Ahí, dice, es cuando el coaching aparece para potenciar los estímulos y ayudar a que quien tiene la necesidad pueda abrirse paso hacia la meta a la que quiere llegar. “No importa el tamaño de meta o sueño”, aclara sobre ese acompañamiento ante la existencia de una posibilidad.
Cambiar
Del coaching puntualiza que nace en una forma diferente de mirar al ser humano que, según ella, toma como referencia al filósofo alemán Martín Heidegger, que hace casi un siglo afirmaba que “el hombre es capaz de cambiar de acuerdo a los tiempos y a las circunstancias que le tocan vivir”.
Hoy afirma que es una disciplina que ha crecido y tanto que se ganó un lugar fijo puertas adentro de varias de las más grandes empresas. Lo cuenta por experiencia de trabajar en varias de ellas. Cita a modo de ejemplo que Google tiene un departamento de coaching aplicado a sus recursos humanos. “Lo usa no para la gente que tiene que mejorar o curarse, sino con aquellos que ve con un altísimo potencial, un regalo para que sigas creciendo”.
Le rescata aún más valor cuando su aplicación alcanza al rango dirigencial, a aquellos que tienen personal a cargo y quizás por primera vez o recién dan sus primeros pasos en el nivel gerencial. “Si se crían y crecen mirando al otro como una posibilidad, alentándolo a que muestre su grandeza, mirando al otro para que saque lo mejor de sí, ¿qué va a pasar con esos empleados?”, plantea Espinal y responde que la consecuencia será que “crece ese supervisor, pero crece su gente”.
Rol
¿Y cómo trabaja un coach? Explica que se trata de un proceso en el que a través de preguntas el destinatario “pueda mirar lo que no miró hasta acá y sacarlo de una posición fija”. “Se trata de ayudarlos a ver qué es lo que pasa cuando la gente cambia de punto de vista, que puede encontrar un punto de vista distinto y que elija”, detalló.
Y una vez que lo hace, expone, poder ver hasta dónde ese punto de vista lo puede llevar. “La segunda etapa es comprometerse con las acciones que vas a hacer para lograrlo y luego, entonces sí, vamos a hablar sobre el resultado de las acciones, porque a veces no te salen como querías, puedes cambiarlas, pero lo que no vas a cambiar es lo que sueñas, es lo que quieres”.
En ese proceso remarca momentos, con decisiones por tomar y riesgos por asumir, siempre con la misión de alcanzar aquello que se quiere y persigue.
“Hay un espacio de soledad y hay un espacio en las elecciones en donde algunas veces no son las que te gustan, pero sabes que son pasos que tienes que dar para lograr lo que buscas”, detalla Espinal sobre esa suerte de presión que pesa, pero reclama resoluciones si se quiere llegar al destino que se ha fijado.
El coach, aclara, no es para toda la vida. “Trabaja cuando tú tienes un objetivo”, resalta sobre el vínculo por establecer que depende casi exclusivamente de lograr o no eso que se busca. “Hay una relación de ética profesional muy clara en donde el coach no genera ninguna forma de dependencia porque el coach no te va a aconsejar y no te va a dar la solución porque no la sabe”, define casi a modo de perfil de la profesión.
Su misión, específica, es ayudar a descubrir o a creer en aquello que uno quiere descubrir.
Por eso insiste que en esta primera etapa el coaching “quiere decir que mires aquello que está, pero no estás mirando”. “Las primeras preguntas de un coach tienen que ver con ese espacio que es algo que tú ya sabes, pero no quieres ver porque si lo ves, vas a tener que entrar a mirar y accionar en una zona de riesgo”, aclara Espinal.
Misión
Sintetiza entonces que la misión del coaching es “producir una amplitud de mirada” que no solo se agota durante la sesión, cuando se empieza a ver diferente este mundo que rodea. Asegura que trasciende e impacta con cambios en las relaciones generales. Desde lo ejecutivo hasta el vínculo con los hijos.
También advierte sobre la relación de las decisiones con el miedo, al que le quita protagonismo. “Un paracaidista quizás tiene temor, pero lo que quiere es saltar desde el avión y focaliza en eso”, explica sobre el predominio y el foco de esas sensaciones en puja.
“Un coach no le va a tratar de curar el miedo a nadie, sino que le va a preguntar: ´ok , ¿de qué quieres hablar, del miedo o de lo que quieres lograr?´. Si la respuesta es lo segundo, entonces quizás con miedo y todo hay que hacerlo igual”, describió.
Destaca el protagonismo que hoy también tiene el coaching en la política y en particular en lo social. Cita a Juan Vera como el mejor referente en la materia y destaca la aplicación que países como Canadá y México han hecho de esta herramienta para atender a distintas comunidades y dar respuesta a sus necesidades.
Fuente LN
Dejanos tu comentario
Su comentario estará disponible a la brevedad.