El ser humano es por sobre todo, un ser creador, y esto lo expresa en todo ámbito de la vida. Creador de nuevas realidades, de oportunidades, y hablando de la política, también lo es, creador, entre otras cosas, de espacios de poder.
La falta de liderazgo político y credibilidad de dirigentes provoca muchas veces la agrupación de todos con todos más allá de las afinidades ideológicas y propuestas.
Este clima es aprovechado por quienes se animan, con o sin experiencia, a sacar ventajas transitando un espacio de prueba y error que corre a su favor a la hora de construir poder. Así suelen surgir los nuevos dirigentes políticos que rápidamente construyen poder a su alrededor que arrastran y arrasan con todo a su paso. Y aclaro que, no digo que ésto esté bien o mal, simplemente creo que son estrategias que se eligen.
Frente a esto, los dirigentes y partidos políticos de larga trayectoria pueden experimentar temores que empujan a no tomar decisiones concretas en tiempo y forma. Se ubican en un observador indeciso y optan por no arriesgarse prefiriendo la zona de confort, la realidad conocida, antes que el porvenir desconocido. Claro que, sin decisiones certeras, podrían caer en el abismo de perderlo todo, y en esto, no se equivocan. Esta “realidad” impide que actores y partidos políticos avancen en una nueva propuesta.
Si se plantea la pregunta ¿si esto o aquello NO podemos hacer, que SÍ, podemos?, puede cambiar esa realidad.
Hablando de liderazgos, caminar hacia la meta deseada sin tener que ir detrás del sueño ajeno con grietas emocionales internas, implica necesariamente decidirse de una vez por todas a avanzar hacia la realidad a la que se quiere, parándonos desde un lugar diferente, muchas veces consensuado con otros, -haciendo uso de las llamadas habilidades emocionales-, para lograr concretar los objetivos comunes.
Lo cierto es que los partidos políticos y dirigentes que se mantienen en la zona de confort, si bien resuelven sus temores, bajo el supuesto paraguas de la seguridad, más rápido que pronto, pueden desaparecer del mapa político. Fagocitados por nuevas figuras que se animan a saltar y transitar la zona de riesgo, avalados por quienes van detrás impulsándolos a seguir creciendo y desarrollar aún más ese poder.
Pero ante este panorama, de dos únicas alternativas ¿existen otras opciones? Y si la respuesta es positiva, ¿qué cosas dependen de esos partidos o dirigentes para que esa realidad cambie y se abran nuevas posibilidades?
Personalmente creo que animarse a asumir riesgos es una de las variables que nunca se desprende del éxito posible. Quien asume el poder, antes decidió arriesgarlo todo, o casi todo. Y esto es así porque desde la zona de confort no existe crecimiento posible ni construcción de poder sostenible. Y la política no es la excepción.
En base a ésto diré que Sí, es posible construir poder desde otras opciones, respondiendo a las preguntas: ¿en verdad queremos estar aquí o allá? O ¿existe otra posibilidad para construir un nuevo escenario de poder independiente de lo que ya existe? ¿Es posible otra sumatoria?¿Cómo? ¿Parece simple, no? Pues no lo es...
Pensar, sentirse y convencerse de ello puede ser la punta de hilo para empezar a evaluar otras posibles realidades, oportunidades que se construyen desde otro observador, desde el compromiso de hacer que las cosas pasen. Y trabajar para eso es un enorme desafío que requiere de un importante caudal de compromisos emocionales y sociales, es decir, emocionales internos y externos.
Dejar la zona de confort dedicada a perder el tiempo describiendo la caótica realidad que se vive políticamente, puede ser un primer paso, sabiendo que, mientras, otros invierten ese mismo tiempo, en trabajar puertas adentro de sus partidos y de partidos ajenos con la mirada puesta en el objetivo mayor.
El poder se crea entonces a partir de situarse en la respuesta del ¿qué se quiere?, pero esto es solo una punta de hilo, donde es necesario que prime la claridad de ideas, respondiendo a: ¿dónde estamos y adonde queremos llegar? Y sobre todo ¿hasta dónde estamos dispuestos a arriesgar, a incluir, a flexibilizar, a negociar, con credibilidad, coherencia y responsabilidad? ¿de qué me quiero hacer cargo? ¿Y cómo comunico para construir ese ideal?
Para dar respuestas a éstas y otras preguntas desde una mirada equilibrada, existe el Coaching Político, una disciplina en constante crecimiento de consulta en países del primer mundo. El Coaching Político es una herramienta poderosa para la transformación genuina de la política.
Todo esto, resulta finalmente un combo que invita al desafío del liderazgo político, a pensar que existen otras opciones, más allá de lo conocido. Crear lo que no existe, sin ser fagocitados -emocional y literalmente-, con legitimidad y responsabilidad...es posible.
Por Rosana Etcheverry
Licenciada en Ciencia Política
Coach Profesional Ontológico
Especialista en Comunicación Política
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