La nueva variante Delta posee mutaciones que la ayudan a propagarse y a esquivar parcialmente la inmunidad
La variante Alpha, identificada por primera vez en Kent, Reino Unido, realizó un gran salto en su capacidad de transmisión. Ahora la Delta, encontrada por primera vez en India, dio un salto aún más grande.
Esto es evolución en acción. Entonces, ¿estamos condenados a un desfile interminable de variantes nuevas y mejoradas que se vuelven cada vez más difíciles de contener? ¿O hay un límite en torno a cuánto puede empeorar el coronavirus?
Vale la pena recordar el viaje en el que se encuentra este virus. Ha dado el salto desde infectar a una especie completamente diferente (sus parientes más cercanos son los murciélagos) a nosotros.
La forma más clara de comparar el poder de propagación biológico puro de los virus es observar su R0 (el número de reproducción). Ese es el número promedio de personas a las que cada persona infectada transmite un virus, si nadie fuera inmune y si nadie tomara precauciones adicionales para evitar infectarse.
Ese número era de alrededor de 2,5 cuando comenzó la pandemia en Wuhan y podría llegar a 8,0 para la variante Delta, según los modeladores de enfermedades del Imperial College.
Una de las formas en que la variante Alfa se volvió más transmisible fue mejorando la forma de saltarse el mecanismo que alerta de su intrusión, llamado respuesta de interferón, dentro de las células de nuestro cuerpo. Pero esto no significa que para cuando lleguemos a Omega en el alfabeto griego de las variantes acabaremos con una bestia imparable.
“En última instancia, existen límites y no existe un virus superdefinitivo que tenga todas las combinaciones de mutaciones negativas”, señala Katzourakis. También existe el concepto de compensaciones evolutivas: para mejorar en una cosa, a menudo tienes que empeorar en otra.
El programa de vacunación más rápido de la historia le dará al virus un obstáculo diferente para superar y lo empujará en otra dirección evolutiva. “Es muy posible que los cambios en el virus que hacen que sea mejor para evitar las vacunas puedan terminar comprometiendo su capacidad de transmisión en un sentido absoluto”, dice Katzourakis.
Una cosa que se afirma a menudo, pero que atrae el desprecio de los científicos, es que el virus debe volverse más leve para propagarse más fácilmente. Hay muy poca presión evolutiva sobre el virus para que eso suceda. El virus ya se ha transmitido a la siguiente persona mucho antes de que mate a la persona infectada. Y las personas que más lo propagan (los más jóvenes) son las que no se enferman mucho.
En los países ricos con buenas campañas de vacunación, se espera que las próximas variantes no puedan representar un problema importante debido a la inmunidad generalizada. Pero estas variantes cada vez más transmisibles son una pesadilla para el resto del mundo, donde hacen cada vez más difícil contener a la Covid-19.
Fuente LN
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