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“La legión invisible”: los hijos de curas y el nuevo escándalo que asedia a la Iglesia


  • Sábado, 02 de Marzo de 2019

Se estima que son cerca de 50.000 en 175 países. Se trata de otro problema que se suma al caso de los sacerdotes pedófilos.



“Hay chicos por todos lados”. Los hijos de los curas son el escándalo que viene en esta Iglesia Católica conmocionada por el comportamiento sexual de parte de sus 400 mil sacerdotes y 5.100 obispos en los crímenes de pederastía, más el ocultamiento por parte de las jerarquías, la abundancia de homosexuales ordenados y los cerca de 50 mil descendientes de curas repartidos en 175 países, que viven sus propios dramas y justifican el mote de “La legión invisible”.

En gran parte, la situación que ha determinado una de las más graves crisis en la historia del catolicismo es estructural, el resultado de una concepción momificada, fuera de época. La Iglesia debería cambiar de sexo, romper sus numerosos tabúes. No es fácil, responden. Cierto, en realidad parece imposible que algún día lo logre.

En primer lugar, si sigue manteniendo a las mujeres afuera del poder de gestión y decisión. Discriminadas. Los altares siguen vacíos de féminas, como el ministerio ordenado, que tienen prohibido. Son más de la mitad de los 1.300 millones de bautizados, pero los varones no largan porque la irrupción de las mujeres en condiciones mínimas de igualdad y respeto significaría el final del monopolio y del status quo que tanto daño está haciendo.

 

Bienvenido (con unas gotas de escepticismo) todo lo que sirva a sacudir el árbol de esta decadencia, como fue la reunión cumbre de los líderes de los obispos y jefes de órdenes religiosas con el Papa entre el 21 y el 24 de febrero. Y con el buscado resultado de la frase que destapó el escándalo que viene, pronunciada por el portavoz del pontífice, Alessandro Gisotti, quien confirmó la existencia de un documento reservado con las normas para afrontar el caso de “los hijos de ordenados”.

Tras la revelación del portavoz vaticano que existía un documento secreto con las líneas guía de la Congregación del Clero para los casos de hijos de curas, el titular del dicasterio, cardenal Beniamino Stella, explicó que allí se trata un tema muy delicado: qué hacer en los casos en que un sacerdote rompa el voto del celibato y de su relación sexual nazcan niños. El cardenal aclaró que se trataba de un documento técnico, no secreto, de uso interno. La línea proviene del proprio Papa que, cuando era arzobispo de Buenos Aires, en el libro-diálogo con el rabino Abraham Skorka “El cielo y la tierra”, estableció que “la atención prioritaria por parte del sacerdote debe ser hacia la prole”.

El cardenal Stella dijo al sitio online Vatican Insider, del diario La Stampa, que “una situación de este género es irreversible”, exige que el sacerdote abandone el estado clerical, “incluso cuando crea que sigue siendo idóneo para el ministerio.” El “ministro” del Papa calculó que el 80% de los pedidos de dispensa del sacerdocio en el mundo “comporta la presencia de prole”, aunque parte de los casos se refieren a embarazos que tuvieron lugar después que esos curas “colgaron la sotana”. El Papa sostiene a rajatabla la prioridad de atender al hijo del cura. “Y no se refiere al necesario sostén económico. Lo que debe acompañar el crecimiento de un hijo es el afecto de los padres, una adecuada educación, todo lo que comporta un efectivo y responsable ejercicio de la paternidad; sobre todo, en los primeros años de vida”.

 

Por ello, agrega Stella, “se busca hacer lo posible para que la dispensa de las obligaciones del estado clerical sea obtenida en el más breve tiempo.” Pero existen obispos y superiores religiosos que creen que no todos los curas-progenitores deben irse de la Iglesia. Y ésta es una cuestión muy delicada, incluso por su ambigüedad. Algunos obispos y hasta cardenales sostienen -sobre todo si cesó la relación con la madre del niño- que, después de asegurar económicamente la prole y tras transferir de destino al sacerdote, los clérigos pueden continuar ejerciendo el ministerio. Se está generando una corriente que va camino a transformarse en otro choque dentro de la disputa interna contra el Papa argentino. Esa corriente sostiene que la Iglesia no puede obligar a un sacerdote a abandonar su ministerio. El Pontífice, en cambio, afirma que el derecho natural que lo obliga como progenitor está por encima del derecho canónico y que es inevitable que el clérigo-padre deba abandonar con permiso (la dispensa) el ejercicio del sacerdocio.

Fuente: Clarín

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