La Cámara de Diputados de Argentina fue escenario de un abrupto final en su última sesión especial, la cual se desbarató en medio de gritos y acusaciones cuando aún restaban puntos cruciales por tratar.
Lo que inició como un debate parlamentario, se transformó en un pandemonio protagonizado por legisladores de Unión por la Patria que increparon al presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, José Luis Espert. La imagen final: un recinto inmerso en el caos, con la sesión dándose por terminada al perderse el quórum.
El desmadre, que se extendió por más de cinco horas, tuvo su génesis en un clima ya caldeado por extensas cuestiones de privilegio y declaraciones explosivas.
La diputada Cecilia Moreau elevó la tensión con fuertes agravios hacia La Libertad Avanza y el Gobierno nacional, acusando a los libertarios de "meterse la Constitución Nacional en el culo". En ese mismo instante, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunciaba en redes sociales la detención de una concejal de Quilmes, vinculada a un incidente en la casa de Espert, lo que actuó como chispa para el estallido.
Según fuentes cercanas a los hechos, el detonante del enojo desmedido de varios diputados de Unión por la Patria fueron comentarios "fuera de micrófono" de Espert, referidos a la reciente detención de la concejal quilmeña. Inmediatamente, legisladores como Paula Penacca, Vanesa Siley, Mario Manrique y Florencia Carignano, entre otros, se dirigieron directamente a la banca del economista para increparlo. La situación escaló rápidamente, con diputados de otros bloques intentando defender a Espert, y la sesión sumiéndose en un desorden incontrolable, ajena a los llamados al orden del presidente de la Cámara, Martín Menem.
El tumulto no solo interrumpió el debate, sino que impidió el tratamiento de importantes emplazamientos que figuraban en el temario, como proyectos sobre salud mental, ley Alzheimer, incentivos para PyMEs, huso horario y retenciones. Solo se lograron aprobar los emplazamientos para discutir el financiamiento universitario y la emergencia en pediatría del Hospital Garrahan para el 8 de julio. La fallida sesión dejó al descubierto las profundas divisiones y la fragilidad del diálogo político en el Congreso.
Tras el cierre intempestivo, legisladores de los bloques dialoguistas expresaron su malestar con Unión por la Patria, deslizando la posibilidad de que el escándalo fuera parte de un "pacto" para hacer caer la sesión. "Ellos solo querían universidades y Garrahan", señalaron a la prensa en los pasillos del Congreso, sugiriendo que la confrontación con Espert fue una estrategia para limitar el avance de otros temas. Este episodio subraya la creciente polarización y la dificultad para construir consensos en el ámbito legislativo.
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