4 de cada 10 personas reciben comentarios ofensivos o son discriminadas debido a su identidad de género u orientación sexual, según los resultados del Relevamiento de la Diversidad de Argentina.
Tras la celebración de la Marcha del Orgullo, el pasado 2 de noviembre, es un buen momento para mantener este tema en la agenda pública: las organizaciones tienen un papel fundamental en garantizar que cada persona pueda ser auténtica en su espacio de trabajo.
La comunidad LGBTIQ+ sigue enfrentando desafíos al ingresar y mantenerse en el mercado laboral, debido a prejuicios y a la falta de sensibilización. En muchos casos, las personas optan por ocultar su identidad de género u orientación sexual para evitar el riesgo de discriminación, lo que afecta tanto su bienestar como el ambiente laboral.
La Federación Internacional de Coaching (ICF) propone recomendaciones para crear espacios más inclusivos y seguros, donde cada individuo pueda sentirse aceptado e integrado de manera genuina. La inclusión no solo beneficia a las personas, sino que también promueve equipos más creativos, productivos y comprometidos.
A continuación, se detallan cuatro prácticas clave para construir lugares de trabajo que valoren y promuevan la diversidad de género:
Liderazgo inclusivo: Los líderes pueden aprender a crear un ambiente en el que todos los integrantes del equipo se sientan valorados y respetados, poniendo en práctica valores como la equidad, la diversidad y la inclusión desde una posición de liderazgo ejemplar.
Coaching de equipos: Esta práctica permite fortalecer la colaboración y el entendimiento mutuo dentro del grupo, ayudando a superar barreras de comunicación y reducir los prejuicios, además de fomentar la empatía en las relaciones laborales.
Implementar programas de sensibilización y educación: A través de programas que utilicen el coaching como metodología transversal, se pueden desarrollar habilidades socioemocionales que fomenten la inclusión en toda la empresa.
Crear espacios seguros: Fomentar espacios seguros en el ámbito laboral es esencial para que cada persona pueda expresarse libremente y sentirse valorada y respetada. En un entorno así, el equipo se siente confiado para compartir ideas, inquietudes y perspectivas, sin temor a ser juzgado o a enfrentar prejuicios. Crear y mantener estos espacios significa promover la libertad de expresión y la aceptación dentro del grupo, lo que fortalece las relaciones laborales.
La inclusión de la diversidad de género en el ámbito laboral, junto con un liderazgo inclusivo, impulsa la autenticidad y el compromiso en los equipos, generando un impacto positivo para toda la organización.
Todas las personas deben contar con un espacio en el que puedan ser libres y aceptadas, sin que su identidad o expresión de género limiten su desarrollo profesional. La libertad y el respeto son la base de un entorno laboral en el que cada individuo pueda crecer plenamente, lo que beneficia tanto a las personas como a la organización en su conjunto.
ICF continúa promoviendo el coaching como un recurso clave para transformar los lugares de trabajo en espacios respetuosos, donde cada persona pueda expresar su verdadero ser y contribuir de manera plena.
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