La familia Barragán trabaja con la esperanza de seguir creciendo, y pone sus ojos en extenderse en Argentina y más allá de las fronteras. Con excelente calidad en vinos, posiciona a la provincia con el valor agregado de sabores que lo distinguen.
Por Rosana
Etcheverry
Desde Gaiman, la familia Barragán decidió emprender el desafío de la producción de vinos y hoy redobla esfuerzos para seguir creciendo y lograr objetivos concretos a partir del tiempo dedicado por toda una familia que desde hace más de 10 años trabaja en la producción de vinos chubutenses.
Visitamos el viñedo y tuvimos el gusto de dialogar con Roberto Barragán, productor elaborador de vinos, -Bardas al Sur, en sus variedades Pinot Noir y Malbec- para que nos cuente sobre esta experiencia que cambió la rutina diaria de trabajo en la que participan su esposa Silvia, su hermano Carlos, y toda una familia.
Al comienzo de la visita Roberto contó que en 2011 surgieron las primeras conversaciones en familia con proyecciones en torno a la elaboración de vinos. En 2012 viajaron a San Patricio del Chañar, Neuquén donde adquirieron las primeras 900 plantas: 400 plantas de Pinot y 450 de Malbec.
“En octubre del 2012 se hace la primera plantación para ver qué era lo que se iba a producir en la chara nuestra” recordó Roberto Barragán. “En 2015 hacemos nuestra primera vinificación con muchos errores, ensayando con la gente de INTA. Luego empezamos a charlar con gente de Mendoza y se interesa el enólogo que tenemos en este momento -Mario Lascano-, quien viene en 2016 a dar una capacitación” dijo. “A partir de ahí, ya empezamos a trabajar con él y a avanzar todos los años en calidad y volumen”.
Después de las pruebas de los primeros años, “en 2016 damos un primer salto de calidad y vemos que los vinos entran en el mercado, y que eran vinos de mucha calidad, de plantas muy jóvenes, pero vinos con una perspectiva de mucha calidad”.
“En base a eso en 2017 se hace una plantación prácticamente de todo Malbec -contó-, una tercera plantación de Malbec en 2019, y ya en 2020 empezamos a elaborar en nuestra sala de elaboración, dentro de la chacra, con una perspectiva de 6 mil botellas, que se envasó en 2023”, que alcanzó el tope máximo con la que cuentan hoy.
El clima perfecto para un producto de calidad
Al referirse a la etapa de producción y la obtención de vinos de calidad, Roberto Barragán resaltó que “en la zona tenemos una maduración muy óptima, especialmente por las horas sol”.
“Desde las 6 de la mañana a las 10 de la noche, en pleno verano, nosotros tenemos luz, y eso favorece mucho la maduración, lo que le da todo el poder a la uva“, dijo refiriéndose a la amplitud de temperaturas del día a la noche. En verano “hay mucha variación, y eso hace que la piel -de la fruta- se ponga muy gruesa y tengamos todos los sabores ahí guardados”.
“Son vinos muy frescos para tomar, y el mundo está buscando eso, ya no los vinos tan golosos, empalagosos como hace algunos años atrás. Los nuestros son vinos muy frutados, son vinos jóvenes todavía, arrastran muy bien la grasa de los paladares y tienen una acidez agradable, natural de la uva” detalló.
Por ello, volvió a destacar, “el clima es uno de los factores principales que nos favorecen”, y agregó que incide también “el aporte marítimo que tenemos. En línea recta a 25 km. del mar, y de noche en verano, esperamos el viento de la costa que refresque”, sumado a “una variación térmica del día y la noche que influye muchísimo en la maduración” explicó.
Cosecha reciente
Consultado sobre la reciente cosecha de Bardas al Sur, nos contó que “este año tuvimos un año atípico, generalmente no tenemos tanto frío en primavera, y en 2023 tuvimos una helada muy importante en octubre que marcó mucho el inicio de la producción. Hubo mucha merma por esa helada y se atrasó la cosecha”.
La primavera empezó atrasada, por ello, mientras el año anterior la primera cosecha se realizó en febrero, este 2024 se superpusieron.
Enorme potencial y el sueño de trascender las fronteras
Consultado sobre la colocación del vino a la venta, Barragán señaló que justamente éste “es uno de los problemas fundamentales de cualquier emprendimiento: la comercialización. Se va haciendo de boca en boca. Trabajamos los primeros años en ferias”.
La familia se encarga además de visitar personalmente restaurantes de la zona para la colocación comercial de los vinos. “Hay partes que se interesan, hay partes que no. Estamos en Madryn, Comodoro Rivadavia, en Buenos Aires, Santa Fe, Santa Cruz” y otros lugares del país.
“Por intermedio de las redes se va abriendo -el mercado- a toda la Argentina” dijo, y contó que “tenemos gente interesada también en Europa”. Aunque, aclaró “todavía no tenemos ninguna exportación, hay gente interesada en todo el mundo, en ver los vinos que se producen en la Patagonia”.
Sobre esto, señaló que en el mundo, los vinos de la Patagonia están bien posicionados.
Bardas al Sur fue galardonado hace pocos meses en una competencia denominada “Guarda 14” donde en 2023 uno de sus vinos recibió la Gran Medalla de Oro. Con este destacado reconocimiento, y enorme potencial, los productos se preparan para seguir avanzando con el sueño de trascender las fronteras del país.
Desde otros países, “han venido gente a probar y se muestran interesados por la calidad del vino” resaltó.
La necesidad de políticas de producción
“Esto es un emprendimiento familiar -dijo-, arranca charlando y poniendo fondos de sueldos -propios- para hacer la plantación, para hacer la bodega, porque hasta que no empieza a generar plata no hay forma de trabajar”.
Consultado sobre si existe la posibilidad de financiamiento Bancario u otra índole para seguir creciendo, describió que una plantación requiere como mínimo 4 años de producción, incluso, “5 años hasta que se vende, porque tiene un año de trabajo después de la cosecha hasta que sale a la venta”. Entonces “son 5 años, y nadie da 5 años de gracia hasta poder empezar a pagar, así que sí o sí son fondos genuinos para arrancar, y después ir haciéndolo despacito, como hicimos nosotros”.
“Todo es en familia y así seguimos trabajando tanto desde la elaboración, producción, etiquetado, venta, diseño de etiquetas, todo es familiar”.
Consultado sobre si existen políticas de producción que les permita seguir avanzando, opinó que “los gobiernos tendrían que hacer aportes reintegrables con bajos intereses, pero lo tienen que hacer los gobiernos, los Bancos no están interesados en hacer eso. El gobierno tiene las armas para hacerlo, pero lo tienen que decidir ellos”.
“Estamos proyectando si se puede sacar-los vinos- al exterior, y si no, seguiremos vendiendo acá en Argentina, viendo la evolución. De a poquito vamos ampliando y viendo lo que se puede hacer” cerró.
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