• Jueves, 21 de Noviembre de 2024

¿Cuál es el objetivo de una sesión de coaching?


  • Martes, 12 de Marzo de 2024

Si damos una primera respuesta inmediata a esta pregunta podríamos decir que el objetivo de una sesión de coaching es aquello que el cliente dice en la sesión que quiere lograr.



Algo que está declarado en positivo en términos de lo que sí quiere y no de lo que no quiere. Recordemos que nuestro cerebro no conoce lo negativo y en general el no, no existe en la naturaleza, es una identificación artificial que los humanos hacemos al evaluar el entorno.

Si le decimos a un rosal que tienen pocas rosas o que le faltan rosas o que no es muy alto, todos estos detalles de ausencias o miradas enfocadas en lo que no hay o falta, son expresiones que el rosal no podría comprender. No entendería el concepto tener pocas rosas. Tengo las que tengo, diría. No existe una opción diferente de la que hay, que es que tengo las que tengo.

Por tanto, si obligamos al cerebro a pensar en algo en negativo, por ejemplo, el no tener miedo. Como el no, no es algo que el cerebro comprenda, básicamente lo que vamos a hacer es pensar alrededor del miedo, enfocándonos en lo que no queremos en lugar de lo que sí queremos.

Si lo que deseamos alcanzar en lugar del miedo es coraje o confianza, si declaro querer tener confianza en lugar de dejar de tener miedo, estaré en el espacio solución, poniendo a mi cerebro a pensar alrededor de la confianza y por tanto es un lugar mucho más lleno de posibilidades para mí.

Siguiendo con la descripción del objetivo de una sesión de coaching, éste debe ser algo cuyo logro dependa directamente del cliente y no de terceros. Es decir, algo que forma parte de lo que el cliente puede lograr por sí mismo, sin que intervengan otros condicionantes ajenos a él que lo puedan hacer inviable.

Por ejemplo, cuando un cliente nos dice que lo que quiere conseguir es que su equipo confíe más en él, en realidad nosotros tenemos que matizar ese objetivo. No depende solo de él que su equipo confíe en él o no.

Lo que sí puede ser un objetivo de coaching es hacer todo lo que esté en su mano para lograr que su equipo pueda llegar a confiar en él. Convertirse en su mejor versión en relación con ese fin.

El objetivo, además, debe poder ser logrado dentro de la sesión, aunque después lo ponga en acción fuera. Con esto último nos referimos a que lo que el cliente persiga, debe ser algo que consiga de forma plena durante la sesión de coaching, y no después.

Ejemplo: el cliente desea tener una conversación con un colaborador que le pueda servir para mejorar la relación. Esta conversación no la puede tener en la sesión, para empezar su colaborador ni siquiera está allí con él. Por tanto, éste no podría ser el objetivo, tendría que ser, por ejemplo, ensayar la conversación, pensar una forma de iniciarla, buscar la forma que luego puede probar para atraer a la persona a la conversación, etc…

Finalmente, en coaching, consideramos el objetivo como un mantra, un eslogan, algo que conecte con fuerza en el cerebro y permita al cliente enfocarse en su logro. Para ello es necesario que sea algo que se pueda expresar en una sola frase y de manera no muy compleja.

Algo que pueda recordarse con facilidad y transmita foco y dirección de forma clara y directa. Ejemplo: encontrar una herramienta para poder sentir más confianza en mi mismo en la reuniones de comité de dirección de mi empresa. Esto es algo claro, directo y concreto. Además depende del cliente para ser alcanzado, está declarado en positivo y se puede lograr dentro de la sesión.

Ahora bien, con esta descripción de cómo debe ser un objetivo de coaching declarado por el cliente, ¿hemos respondido a la pregunta en cuestión? ¿Cuál es el objetivo de una sesión de coaching?

La respuesta es claramente no. Es cierto que el objetivo declarado por el cliente es un elemento esencial de lo que llamaríamos objetivo de una sesión de coaching. Supone el foco o la referencia de la sesión. El lugar que se mira para medir si nos acercamos o nos alejamos del tema y es también la dirección que debemos seguir. Sin embargo, no es lo único, ni lo más nuclear del potencial que el coaching puede aportar a nuestros clientes.

Lo realmente importante es que el cliente sea capaz, por sí mismo, de encontrar la solución que le encauce a conseguir su objetivo declarado. Esta es la clave.

Si el objetivo le viniera dado de repente, en medio del proceso de coaching, como consecuencia de la buena fortuna, el cliente habría logrado su propósito, pero no habría tenido todo el beneficio del proceso de coaching y esto es muy relevante.

Cuando un cliente encuentra por sus propios medios, a través de la introspección propiciada por el coach con sus preguntas, las respuestas a sus dilemas, retos, problemas o desafíos, el cliente se transforma.

Supera sus retos, sus bloqueos, cambia creencias, vence límites y barreras, se atreve a habitar espacios emocionales que no era consciente de sentir, se da permiso a mirar lo que hay y nombrarlo sin pretender modificarlo, es capaz de ponerse vulnerable y de abandonar su lenguaje de víctima y tomar la responsabilidad de sus decisiones, actos u objetivos.

En definitiva, se transforma por dentro para convertirse en su mejor versión en relación con su objetivo declarado. Todo lo que cambia dentro de él, le convierte en alguien con nuevos recursos y posibilidades que además de acercarle a su objetivo, le ayuda a afrontar otros muchos retos y desafíos en diferentes ámbitos de su vida.

Cuando un cliente es capaz de conectar con su potencial interior y encontrar sus respuestas, y todos lo son, el cliente crece y se hace alguien más capaz, con más recursos y esperemos que con más responsabilidad para afrontar los desafíos de su vida.

En cierto sentido, como le digo a los alumnos en la formación de coaches, el objetivo declarado por el cliente es el asunto que servirá para fomentar que el cliente crezca y, aunque no le preguntamos esto a los clientes así, cuando le pedimos que declare el objetivo, en cierto modo sería como decir: “que hay en tu vida que ahora te suponga un problema o un reto y que podamos usar como excusa para que puedas seguir creciendo como ser humano”. 

 

 

Fuente Centro del Coaching (Por José Manuel Sánchez)

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