Por Rosana Etcheverry, Licenciada en Ciencia Política
Esp. en Comunicación Política
Vaya que está que arde la política argentina y las jugadas de local no distan mucho de esa misma realidad. La inflación es noticia de tapa todos los días, la suba del dólar y el menor poder adquisitivo para la economía doméstica son temas cotidianos, llegaron para quedarse y ocupar el centro de las conversaciones del común de la gente.
Mientras tanto, la rosca política en tiempos electorales da que hablar hasta avanzada la madrugada en reuniones que giran como la calesita y no terminan de definirse en ninguna propuesta concreta. Tires y aflojes, ceños fruncidos, habladurías que resuenan en las espaldas y sonrisas burlonas de algunos. Lo cierto es que de pensar en mejorarle la vida a la gente, bien gracias.
Muchos se habla de la nueva política, pero basta solo echar un vistazo para darse cuenta que las mismas caras, las mismas voces se repiten en distintos lugares, y no hacen otra cosa que variar de escenario. Algunos se sacan la camiseta, otros la lucen superpuestas, hay para todo gusto, y sabor. Se escucha a quienes dicen “son siempre los mismos”, mientras miran desconfiados a las figuras nuevas repitiendo “no los conoce nadie”.
En medio de esto, pasan inadvertidos concejales que a principio de su gestión no se sabía de donde habían caído, y que amparados en la fachada de figuras nuevas y el cartel de “nueva política”, pasando desapercibidos durante los cuatro años que dura la responsabilidad de ediles, y ahora sí que podrían llevarse y bien merecido el certificado de “desconocidos” pero con experiencia en el tema.
Claro que no porque muchos se dediquen a ensuciar la política diremos que todo es del color del crepúsculo, o del oscuro antes del amanecer. En medio de todo el caos de Partidos, colores y formas surge sí, ésta vez, una nueva ola de aire fresco, y se trata de la emergente participación de mujeres que sin experiencia partidaria, algunas; y otras con algo de carrera, comienzan a darle forma a la participación ciudadana con aspiraciones de poder.
Mujeres y más mujeres, comienzan a surgir con intenciones de participar en política, partidarias o extrapartidariamente, enarbolando propuestas de cara a la gente con una impronta que no se vio antes en la historia de la provincia y que viene marcando tendencia por lo bajo, y cobra el acompañamiento de la gente a medida que avanzan los tiempos electorales.
Si de nombres se trata, se habla de Mariel Peralta en Rada Tilly, -actual Pta del Concejo Deliberante-,y Ana Clara Romero en Comodoro Rivadavia. Pero el semillero está por ahora concentrado en la cordillera, región que hace punta en el tema, donde los nombres de mujeres se multiplican.
Esquel, la ciudad más poblada de la región, presenta una carta nutrida de mujeres con aspiraciones políticas para el Ejecutivo local. Valeria Saunders, Karina Otero, María Eugenia Estefanía, Fabiana Vázquez son algunos de los nombres que circulan. A unos kilómetros de distancia, sin oponente en el rango femenino, Adriana Garrido tomó la posta y sin tapujos, pero con elegancia se planta firme decidida a dar pelea, mientras mantiene una intensa agenda de actividades acompañada por un equipo de trabajo fiel, que la acompaña. Un poco más al sur, aunque todavía no oficialmente, otra mujer de fuerte pisada resuena en los oídos de muchos que se preguntan si finalmente saldrá al ruedo en la campaña electoral de este año. Es un secreto a voces y aunque no haya confesiones concretas la gente la acompaña y se dice que quieren que “sea ella” la que dirija los destinos del pueblo.
Lo cierto es que más allá del cupo femenino y el acostumbrado “relleno” de los espacios para la mujer, hoy son ellas las que por propia voluntad deciden involucrarse y abrirse camino. Operativamente competitivas, encuentran respuestas a las demandas de la gente, y eso les confiere un cheque de confianza a la hora de presentar sus propuestas.
La provincia vive un escenario que se va configurando con otros matices, y la irrupción de las mujeres que aspiran a los espacios Ejecutivos marca una tendencia que difícilmente retroceda en el tiempo. Por el contrario, el fluir de esa corriente vislumbra un futuro cercano con mayores improntas femeninas en un escenario que probablemente se replique en más ciudades, en menos tiempo del que se pensó alguna vez.
Ya no se trata de buscar figuritas argumentando que se debe cumplir con la ley de cupo femenino, relegando a las mujeres a segundos puestos, con jefaturas políticas masculinas. Se trata de ganar lugares de poder en un escenario complejo, donde quien llegue al sillón se disponga a resolver, a dar respuesta, y a convencer con los hechos, más que con palabras.
Se trata también de animarse a gobernar sin ser digitadas por quienes se niegan a perder el control, esa es la idea. De emerger con fuerza genuina, con acompañamiento, sí; pero con propia impronta. Se trata de otra mirada, de una nueva política, una nueva tendencia que promete llegar para quedarse y transformar la participación ciudadana con equilibrio, equidad, oportunidades y posibilidades concretas.
Rosana Etcheverry
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