Con el 98% de los votos escrutados, el líder del Partido de los Trabajadores se imponía por escaso margen y lo daban por ganador en todas las proyecciones.
En el final de una campaña agresiva, en un clima histórico de polarización y tras un conteo voto a voto, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva finalmente se impuso en esta segunda electoral al actual mandatario Jair Bolsonaro y volverá al Palacio presidencial el próximo 1 de enero.
Con el 98,7% de los votos escrutados, el líder del Partido de los Trabajadores obtenía el 50,82% contra 49,18% de Jair Bolsonaro, una diferencia de poco más de un millón y medio de votos.
La elección se hizo en un país fracturado casi en dos partes iguales. Los campamentos de ambos candidatos anticipaban que se votó en medio de un empate técnico.
Unas 156 millones de personas estaban llamadas a votar, aunque se descontaban los más de 30 millones que no lo hicieron en la primera vuelta. La abstención había crecido en el país alimentada por una decepción especialmente de los electores más jóvenes con los manejos de las políticas.
Lula había terminado la primera vuelta con una ventaja de seis millones de votos sobre Bolsonaro. Pero lo central es que ambos sumaron el 91% del total de votos. Las otras fuerzas quedaron en niveles mínimos. Tanto el apoyo como el rechazo son datos que centraron la atención de los analistas.
El 50 por ciento de los votantes, nada menos, anticipaba que no elegiría jamás a Bolsonaro, mientras una cifra similar, el 46%, señalaba lo mismo sobre Lula. Es decir, un enorme voto en contra que cruzaba al otro partido impulsado por el rechazo.
Fuente Clarín
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