CENTROS DE FORMACIÓN PROFESIONAL
Estudiantes que se capacitan en carpintería, en los CFP 655 y 650, de Esquel y Rawson, construyeron sillas posturales y bipedestadores.
Estudiantes que transitan los Centros de Formación Profesional (CFP) N° 655 y 650, de Esquel y Rawson, respectivamente, conjugaron las prácticas que realizan en su formación en oficios con los valores de compromiso y solidaridad y construyeron distintos dispositivos, como sillas posturales y bipedestadores, para cubrir necesidades de escuelas especiales.
A través del Programa de Educación para el Trabajo y la Integración (Pretis) puesto en práctica por el Ministerio de Educación de la Nación a través del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) los estudiantes fabricaron los elementos en base a las necesidades relevadas.
El programa nacional Pretis tiene como propósito fortalecer la adquisición de las capacidades tecnológicas propias de la educación técnico profesional junto a actitudes y valores solidarios, para así contribuir a dar respuesta a las necesidades de las instituciones educativas, de salud y de la sociedad civil que trabajan con personas con discapacidad.
En este sentido, el coordinador de Formación Profesional del Ministerio de Educación, Luis Pensado, indicó que en trabajo articulado con la Dirección General de Educación Inclusiva se definió cuáles eran las instituciones en las que estos dispositivos eran requeridos por el equipo docente.
“Junto a la directora general de Educación Inclusiva, Diana Brunt, analizamos cuáles eran las escuelas en las que estos dispositivos eran más necesarios para los docentes y estudiantes, y por eso se trabajó con las Escuelas N° 565, de Dolavon, y 523, de Esquel. Así fue que los CFP de Esquel y Rawson, a través de sus estudiantes de carpintería, pusieron manos a la obra”, dijo.
La fabricación se hizo con los planos que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial provee para el desarrollo de cada pieza: “En función de esos planos cada instructor puede evaluar las características del sistema de construcción y confeccionar el listado de materiales e insumos que va a requerir”, señaló.
Calidad de vida
En ambos centros de formación destacaron que la etapa de fabricación fue muy enriquecedora ya que este tipo de proyectos permiten abordar técnicas específicas de construcción, proyección de tiempos de ejecución, tareas en equipo, pero también brinda una mirada solidaria sobre lo que se puede hacer desde la formación, generando conciencia sobre la importancia de proyectos que ayudan a una mejora en la calidad de vida de las personas.
Lucas Rodríguez, instructor del curso de carpintería del CFP N° 655 de Esquel, remarcó que “el proyecto fue un desafío muy grande para los estudiantes y para mí como instructor, debido no solo por su complejidad sino, especialmente, por saber a quiénes iba destinado y la importancia que tienen los objetos que construimos para la rehabilitación de niñas y niños; fue altamente gratificante participar”, reconoció.
Las escuelas, en tanto, se mostraron muy agradecidas por el trabajo de los CFP y destacaron la importancia de estos equipamientos para la rehabilitación de los pacientes y la complejidad que tienen para adquirirlos: “Nos hacían falta ya que tenemos un alumno que tiene parálisis cerebral y esto nos facilita muchísimo el trabajo diario”, dijo Natalia Figueroa, directora de la Escuela N° 565, de Dolavon.
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