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Los mercados expectantes del resultado electoral y a la espera de señales

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  • Sábado, 26 de Octubre de 2019

En caso de ser electo Albero Fernández, sus palabras serán clave. Si en cambio hay balotaje, lo que haga Mauricio Macri se llevará la atención.



Los inversores, tenedores de bonos, empresarios y el común de los ahorristas este domingo estarán pendientes del resultado electoral. Si se repitiese el resultado de las PASO y Alberto Fernández es electo presidente, sus primeras palabras serán las más escuchadas, no solo por los adherentes al Frente de Todos sino también por el gobierno de Mauricio Macri.

“Alberto necesita tranquilizar a los mercados, con solo anunciar su ministro de Economía o cuál será el equipo que comenzará a trabajar con el gobierno de Macri en la transición económica, daría un cierto respiro”, comentan en la City.

Los operadores perciben que hay un elevado nivel de desconfianza que lleva a los pequeños ahorristas a retirar sus depósitos de los bancos. Hay quienes tienen la percepción que el tipo de cambio está de nuevo atrasado. En el sector privado se llega a calcular que el dólar de equilibrio hoy estaría cerca de 10% por encima del valor oficial.

Pero entre los operadores se comenta que el disparador principal de las compras de dólares por parte de la gente es el temor a qué pueda suceder con el cambio de gobierno y, en este contexto, consideran que la divisa norteamericana es el mejor refugio.

Están también los que retiran los depósitos para adquirir bienes, en un contexto de exacerbación inflacionaria. Consultoras privadas hablan de un 4,5% de inflación para octubre siempre y cuando el dólar no se siga disparando ubicando la suba de precios en 53/55 por ciento.

La realidad es el dólar ha dejado de ser un freno antiinflacionario, y tampoco opera de manera eficiente la restricción monetaria para contener la suba de los precios. “No hay ancla”, sentencian algunos economistas, de donde existe el temor que la inflación pueda seguir acelerándose.

 

Prioridad

La deuda externa es uno de los principales problemas – sino el más urgente – que tendrá que enfrentar el próximo presidente, según la mayoría de los economistas. Y en este terreno las soluciones no son fáciles.

Habrá que negociar con el Fondo Monetario Internacional en medio de “una feroz interna entre el Board y el staff”, según señalan noticias provenientes de Washington. Explican, tanto los directores políticos del organismo multilateral como los técnicos de línea se hacen acusaciones cruzadas sobre el fracaso del programa aplicado en la Argentina. Nada nuevo, nadie quiere ser parte de la derrota. En lo único en que coinciden es en querer recuperar cuanto antes los créditos entregados a la Argentina.

El problema es que en este contexto, según ha trascendido, el Fondo Monetario Internacional, estaría propiciando una quita en la refinanciación de la deuda argentina, una alternativa considerada “indigerible” para los tenedores de papeles nacionales, según comentan especialistas.

Distintos papers sostienen que la quita que logró la Argentina a comienzo de los años 2000 fue una de las más agresivas entre las distintas experiencias internacionales, equivalente a 75% de las acreencias, cuando – afirman – podría haber sido sustentable un recorte inferior, tal vez de la mitad.

“El mundo está harto de los incumplimientos argentinos y es seguro que si la propuesta es empezar hablando de una quita, vamos camino al default”, argumenta un experimentado negociador de la deuda.

Por esta razón es que en los mercados fue relativamente bien recibida la idea lanzada por Alberto Fernández de realizar una renegociación a la “uruguaya”, es decir con extensión de plazos, pero sin quita.

 

En este sentido, la Argentina cuenta con dos elementos a favor. Uno es que, pese al marcado crecimiento de la deuda durante el gobierno de Mauricio Macri, los pasivos siguen siendo relativamente bajos. Se calcula que los compromisos con el sector privado representan cerca de 28% del producto bruto interno y si se suman las acreencias de los organismos multilaterales, esa proporción se eleva a 48%. Es decir una cifra manejable según los estándares internacionales. Además, el mundo se caracteriza por tasas bajas o negativas, circunstancia que hace más propicia la negociación.

El punto en contra es la historia de la Argentina, que resta de entrada cualquier grado de credibilidad, de donde serán clave las primeras definiciones de quien resulte electo presidente.

Y también la conformación del equipo negociador. Si fuera Fernández el elegido, para los mercados no sería lo mismo un Alfonso Prat Gay o Martín Redrado – con buena llegada a los círculos financieros internacionales – que un Matías Kulfas – no conocido – o Guillermo Nielsen – a quien se le adjudica haber sido un duro y hábil negociador de la deuda argentina a comienzos de los años 2000-.

Además, el Frente de Todos acusó al Fondo Monetario Internacional de “complicidad” con el programa aplicado en la Argentina y por lo tanto lo hizo responsable de la situación actual, lo cual, más allá del grado de veracidad de la afirmación, no constituye precisamente la mejor base para empezar una negociación.

 

 

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