Se reunirá el martes para negociar un calendario de audiencias y tratarlo antes del recambio legislativo. La agenda parlamentaria que viene.
Con el resultado fresco de las elecciones primarias, el Senado reabrirá sus puertas el martes para definir un cronograma de audiencias sobre el nuevo proyecto de Código Penal de la Nación, enviado por el Gobierno en marzo.
Germán Garavano lo expuso un mes más tarde, pero el clima preelectoral ya empezaba a sentirse y ni un solo senador se preocupó por hacerle preguntas, ni siquiera de los temas más controversiales.
El principal es las penas por interrumpir el aborto, que el proyecto reduce hasta convertir el delito en excarcelable, suficiente para molestar por igual quienes piden la legalización de la práctica y a sus rivales.
Pero los senadores de Cambiemos y del justicialismo están decididos a tolerar esa controversia y avanzar con el debate del Código en un año electoral y casi sin actividad parlamentaria. Al menos esa es la idea del presidente de la Comisión de Justicia, Pedro Guastavino, justicialista y con mandato hasta el 10 de diciembre, sin actividad electoral el domingo y encargado de llamar a una reunión que difícilmente tenga quórum.
El proyecto de Código fue redactado en una comisión creada en el Ministerio de Justicia presidida por el camarista Mariano Borinsky, cuya principal misión fue adosar al texto de 1921 las 900 leyes sancionadas para emparcharlo.
"Este Código Penal avanza en la violencia de género, en el ciberdelito, en la regulación medioambiental, en los delitos viales, en los delitos de empresas, en la sanción y represión de todo lo que tiene que ver con el narcotráfico, en la regulación del terrorismo, la corrupción y los delitos de lesa humanidad", celebró Garavano durante la presentación en el Senado.
Y anticipó un debate para reformar el artículo referido a las penas del falso testimonio, que todavía no tuvo respuesta en un Congreso de puertas cerradas. La semana que viene, de hecho, el resto de la actividad del Senado se resume a reuniones de asesores y en Diputados sólo hay un llamado de la Comisión de Cultura, para debatir expedientes poco conflictivos.
El resto de la actividad parlamentaria es una incógnita y hasta hay legisladores que imaginan que no haya una sola sesión hasta el recambio presidencial, porque descuentan que el presupuesto se debatirá con la nueva composición del Congreso. Mauricio Macri sólo está obligado enviar el proyecto el 15 de septiembre y tratarlo cuando pueda.
Hay varias leyes despachadas en comisión en diputados pero ninguna será fácil llevar al recinto, porque los jefes de bloque no pueden garantizar una conducta uniforme de sus pares.
Están en agenda el juicio en ausencia, que permitiría juzgar a los iraníes responsables de volar la AMIA; y la cada vez más polémica ley de maltrato animal, cuestionada por muchos diputados que firmaron el dictamen y capaz de alterar el Congreso por la intensa militancia de las ONGs, que se ganaron el prime time cuando irrumpieron en la exposición de la Sociedad Rural.
Una expectativa de Cambiemos era tratar la tantas veces pospuesta ley de semillas y la de ficha limpia, pero cuando iba a dictaminarla se encontró con un problema: el peronismo firmó su propio despacho y si se une en el recinto podría imponerlo. Tal vez todos los bloques prefieran cajonearlo, junto al resto de los proyectos pendientes. Fuente: LPO
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