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Sastre encabezó en Madryn el acto por el Día del Trabajador

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  • Miércoles, 01 de Mayo de 2019

Fue junto a organizaciones sindicales, gremiales, dirigentes, funcionarios y vecinos de la ciudad.



Hoy por la mañana el intendente de Puerto Madryn, Ricardo Daniel Sastre encabezó el acto por el Día del Trabajador en el Monumento que los representa en el cruce de las calles Avenida Roca e Hipólito Irigoyen. Del mismo tomaron parte la Viceintendenta Xenia Gabella, agrupaciones sindicales, gremios, representantes de los trabajadores, funcionarios municipales y vecinos en general.

Entre los representantes de los trabajadores se encontraban Luis Núñez, de STIA y CGT del Valle; Mirta Di Paul, ATE; Roberto Cabeda, Secretario General CTA Autónoma; Marcela Curache, de Trabajo de Provincia; y otros.

Además estuvieron presentes los concejales de la ciudad en representación de la mayoría de los bloques del edificio legislativo.

El primero en tomar la palabra fue Cabeda, de CTA, que reivindicó la lucha de los trabajadores recordando el episodio que dio inicio a esta conmemoración en 1886, con un grupo de sindicalistas de la ciudad de Chicago, Estados Unidos, ejecutados tras una protesta.

Además, Cabeda agradeció públicamente al intendente Ricardo Sastre por haber sido mediador en muchas de las inquietudes de trabajadores del Estado. "Los agradecimientos se hacen en público, y no en privado. Y Ricardo siempre ha tenido las puertas abiertas para nosotros", destacó.

Más adelante fue el turno Claudia Rubio, de Docentes Privados, que no solo recordó a los mártires de Chicago, sino que pidió seguir avanzando en políticas para los trabajadores y las trabajadoras en la actualidad, y en beneficios que permitan una mayor dignidad para ellos.

 

El discurso del intendente

A continuación se transcribe el discurso pronunciado por el intendente Sastre en la ceremonia por el Día del Trabajador:

“Hoy nos reunimos en homenaje al día del trabajador. Un día de conmemoración, de reflexión y, seguramente, de  lucha. Porque no hay lugar en el mundo, donde el tiempo que pasó nos llenó de elogios y augurios sino de nuevos desafíos.

Y estos tiempos modernos promovieron nuevas lógicas y la necesidad de nuevas reivindicaciones, así como tener los sentidos atentos para que cada trabajador, sea digno de un trabajo digno, sea digno de un plato de comida digno, que sea digno de un sueño que pueda cumplirse.

Los tiempos modernos a los argentinos nos han costado muchísimo. Para el que tiene trabajo y el que no. la incertidumbre y la necesidad entretejen un escenario opaco y desgastante. Pero, en este ir y venir de sentimientos encontrados, también siento la necesidad de no resignarnos ante este presente, porque, de esta manera, también estaríamos resignando el futuro.

Más que nunca debemos tener el corazón templado y las manos abiertas, agudizar la memoria para no cometer los errores del pasado; agudizar las estrategias para recuperar cada fuente laboral perdida; exigir a la vez como responsables políticos de la ciudad que se reestablezcan beneficios para que el tenga que dar trabajo, pueda darlo; para que se reestablezca la cadena de consumo; para que de una vez por todas se plante en serio un plan para el desarrollo de la producción manufacturera o industrial: tan simple y tan complejo, para que todos podamos vivir dignamente.

Más que nunca debemos dar batalla a una desocupación galopante que tiene una ecuación simple: menos trabajo, más pobres, en un país rico.

Nos hicieron creer que había soluciones mágicas pero, en realidad, los que tuvieron que salir a hacer magia son los trabajadores.

Magia para no perder la digna sociedad que une a mujeres y hombres con sus obligaciones laborales de todos los días.

La argentina ha vivido momentos como este en infinidad de oportunidades. Pero cada uno de esos momentos no significó un revés para los que más tenían, sino un injusto castigo para los que no tenían nada.

Abracemos este primero de mayo con la esperanza de que todo va a cambiar.

Apretemos los dientes y calentemos nuestra sangre para salir a dar pelea por cada puesto de trabajo  perdido.

Desafiemos esta historia que quieren escribir los que miran para otro lado para no ser testigos de una realidad que agobia a la clase trabajadora.

Dijo evita en su inmortal libro ‘la razón de mi vida’: ‘recuerdo muy bien que estuve muchos días triste cuando me enteré que en el mundo había pobres y había ricos. Y lo extraño es que no me dolió tanto la existencia de los pobres como el saber que, al mismo tiempo, había ricos’.

Una definición que trasciende las ideologías y los tiempos.

Dejemos todo lo que hay que dejar y pongamos todo lo que hay que poner.

Y luchemos para que cada primero de mayo podamos todos levantar la copa de la esperanza, exhibir la sonrisa de la alegría y el sentimiento de ser feliz por el insoslayable hecho de que ningún argentino deba penar por lo que legítimamente le pertenece: un trabajo”.

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