• Jueves, 02 de Mayo de 2024

A 9 años de la muerte de Nisman: la pista Zanchetta, el pago de los “buches” y la inteligencia del Ejército


  • Jueves, 18 de Enero de 2024

En la noche del 18 de enero de 2015, el fiscal de la causa AMIA, que había denunciado a la entonces presidenta Cristina Kirchner por encubrimiento a Irán, apareció con un balazo en la cabeza en su departamento de Le Parq. Para la Justicia fue un homicidio que ocurrió en la noche del 17 y la mañana del 18. Cómo avanza la causa



“Acá ninguno juega a decir la verdad”. Se trata de una certeza que manejan los investigadores de la muerte de Alberto Nisman, el fiscal que apareció con un tiro en la cabeza en el baño de su departamento cuando se preparaba para ir al Congreso a exponer las pruebas por las que terminaba de denunciar a la entonces presidenta Cristina Kirchner por encubrir a Irán, a través del Memorándum que se había firmado con ese país dos años antes. Esa sensación de oscuridad surge después de escuchar durante tres años a agentes de inteligencia, de todos los escalafones, cuando se los consulta por el entretejido que se vivía en la SIDE devenida en AFI en momentos en que Nisman aparecía, según la Justicia, asesinado. La convicción que dejó el desfile de espías es una sola y sin matices: a Nisman lo estaban siguiendo desde mucho antes de su muerte, según revelaron a Infobae fuentes judiciales.

Fue por eso que la causa tuvo un sobresalto en los últimos meses del 2023 con la aparición de Ariel Zanchetta, el ex policía preso por espiar a jueces que, para la fiscalía, es un agente inorgánico que manejaba información sobre el caso Nisman. Esa información, que hoy a nueve años parece obvia, al momento en que el sospechoso la escribió exhibía un grado de conocimiento del mundo del espionaje que a los investigadores judiciales les sorprendió: a ellos les costó mucho tiempo construir y evaluar ese escenario.

El misterio Zanchetta se instala entonces en la causa Nisman. ¿Cuántos otros Zanchetta existían en el mundo de los inorgánicos? “Inorgánicos no teníamos. Lo que teníamos eran buches”, admitió Héctor Icazuriaga, el ex vicegobernador de Santa Cruz que manejó la Secretaría de Inteligencia durante más de una década en la gestión kirchnerista. “Gente a la que se le pagaba por información”, definió.

¿Quién pagaba a esos buches? ¿Con qué fondos? ¿Desde qué andamiaje legal? Es algo que ahora buscará desentrañar la fiscalía de Eduardo Taiano, con la citación de empleados de la central de inteligencia que pertenecían a las áreas contables y legales del organismo, señalaron fuentes consultadas por Infobae. Los investigadores quieren reconstruir esa cadena de pagos a través de los fondos reservados de la AFI.

Con el desfile de los altos jefe de la AFI que declararon como testigos en la causa también quedó claro cómo el Gobierno de Cristina Kirchner había delegado tareas de inteligencia, propias de la AFI, en manos del Ejército, que conducía César Milani. Esa decisión ocurrió después de la firma del Pacto con Irán.

En ese juego de espías, un dato no pasa inadvertido para los investigadores que siguen tratando de encontrar respuestas sobre la figura de Diego Lagomarsino, acusado como partícipe necesario del homicidio por haber prestado su arma al titular de la UFI AMIA. Entre los investigadores recuerdan el testimonio de Marcelo Saín, ex jefe de la PSA, que en su declaración en la causa señaló que en 2005 Lagomarsino se había ido ofrecer como servicio a la fuerza. El técnico informático, que había llegado a Nisman a través de un amigo en común -Moro Rodríguez, un hombre de inteligencia-, niega desde el principio esas versiones. ”Sin ningún tipo de pruebas, dicen que fui agente. Nunca fui agente, obvio”, repite. Y afirma una y otra vez su hipótesis en esta historia: Nisman se suicidó.

A nueve años de la muerte de Nisman, los principales acusados son Lagomarsino y los cuatro custodios de Nisman que estuvieron con él ese sábado 17 de enero y el domingo 18 de enero de 2015, según la investigación que comanda el fiscal Taiano, a quien el juez Julián Ercolini le delegó la instrucción. El cadáver de Nisman fue encontrado en la noche de ese domingo, después de más de doce horas en donde el fiscal que había hecho la denuncia más importante del país no había dado, literalmente, señales de vida. Los diarios habían quedado tendidos frente a la puerta a primera hora. No contestaba los mensajes.

Fue la madre de Nisman, Sara Garfunkel, a quien fueron a buscar especialmente, la que llegó a última hora de ese domingo a Le Parc, después de no poder abrir la puerta del departamento, y que dio aviso a emergencias. “Yo vine acá y está muerto. Está lleno de sangre el baño. Está tirado en el piso”, dijo.

Según el peritaje que hizo Gendarmería, su muerte se produjo a las 2:46 del domingo 18 de enero de 2015. La Justicia no lo dio por cierto, pero estableció que sucedió entre la noche del sábado y la primera mañana del domingo. La escena del crimen se transformó en un desfile de testigos y funcionarios. Por esas irregularidades, hay otra causa en donde se acusó por encubrimiento a la ex fiscal Viviana Fein, al juez Manuel De Campos, al ex secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni y al ex jefe de la Policía Federal, Rubén Di Santo, entre otros.

La causa principal sigue sin encontrar a los asesinos. Pero desde hace tiempo las respuestas se buscan en el mundo de la inteligencia: está claro que el objetivo es avanzar en la investigación por la muerte, pero hay un un escenario antes y después de ese final que necesita explicarse para poder responder a los interrogantes.

 

Fuente:  Infobae

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